En un intento por demostrar amor verdadero, estos valientes fueron al tatuador. Y, aunque todos aconsejan no actuar por impulso frente a la aguja de colores, ellos se la jugaron en grande. ¿Quién podría juzgarlos? Y si el amor se acaba, o el dibujo no es de los mejores, no tiene importancia. Lo que vale es arriesgarlo todo por amor, incluida la piel.
Fuente: Varios