Un artista conceptual checo llamado Jan Poope gestó un proyecto, llamado Audiopill (audiopíldora). El proyecto está basado (aunque muy vagamente) en un dispositivo italiano llamado Sirio, que utiliza ultrasonidos con fines terapéuticos para acelerar la recuperación de pacientes con problemas gastrointestinales. Esos pacientes suelen experimentar ciertos sonidos y estímulos en el interior de sus cuerpos. La idea de Poope es elevar esto a la décima potencia, haciendo que las personas puedan experimentar todo un concierto desde dentro de sus tripas.
Una vez que alguien ingiere la píldora, pasará una hora hasta que ingrese en la región gastrointestinal. El efecto es tan intenso que el propio Poope advierte que es probable que uno llegue a arrepentirse de sus ganas de experimentar. Sus efectos también son descritos por el artista: “Es una sensación como estar de pie en medio de una sala de conciertos con un potente sistema de audio. O como que estás de pie en el taller de una fábrica repleto de máquinas de trabajo mientras un taladro mecánico te impacta en el estómago. La única diferencia es que hay un silencio absoluto por todos lados y vos estás experimentando la música en perfecta privacidad y sólo desde el interior”. Por cierto, la batería tiene una duración de 10 horas, y si uno en algún momento de ese lapso se arrepiente, no hay cura posible excepto esperar.
Hasta ahora, el proyecto no pudo superar el obstáculo más grande: el tema monetario. Abrieron una campaña en Indiegogo para intentar reunir el dinero, pero apenas consiguieron reunir 148 euros de los 150.000 que piden…
Fuente: elmeme.me