Romántico es poco. El holandés Alexander Pieter Cirk enamoró pérdidamente de una hermosa joven, pero había un problema: ella estaba en China. Decidido, el muchacho le avisó a su amor que viajaría hasta el otro lado del mundo, y la esperaría en el aeropuerto.
Pero Alexander quedó con el corazón roto: la joven nunca apareció, y él terminó internado con signos de agotamiento por la espera. ¿Qué dijo la susodicha? Que nunca había entendido su mensaje, y que estaba internada por una cirugía estética. Vaya excusa.
Fuente: Diario Qué