La pastelería, dicen los que saben, es la parte de la cocina que presenta la mayor complejidad. Hay que calcular tiempos con rigurosidad matemática, amar las vicisitudes del horno, y creer en las bondades del mazapán.
Estos improvisados quisieron llegar más alto de lo que daban sus cucharas, y perdieron mucha dignidad en el trayecto.
Ninguna velita querría estos pasteles.
Fuente: Genial