Haciéndose la graciosilla, Darby Risner, de 15 años, tuvo la fantástica idea de asustar a sus amigos colocándose la cabeza de un disfraz de Barney. Pero el popular dinosaurio púrpura le deparaba una sorpresa inesperada.
Felizmente, los bomberos consiguieron rescatarla y retirarla la cabezota (que para esa altura ya estaba plenamente sudada y asquerosa). Moraleja: no subestimar a los animales imaginarios.
Fuente: Mashable