El bosque de Estonia suena, ahora, amplificado. Birgit Õigus, estudiante de arquitectura, tuvo la fabulosa idea de construir estos enormes accesorios para percibir a una escala muy diferente los distintos sonidos del bosque.
La instalación puede usarse en forma gratuita, y claro, ya es la delicia de deportistas y amantes de la naturaleza en su estado más impoluto.
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Fuente: Cultura Inquieta