Antonio Fernández murió a los 99 años, dejando atrás una fortuna de 211 millones de dólares. Y fue su pueblo de origen, el que lo vio embarcarse con un sueño cervecero hasta México, quien recibió la herencia, a repartirse en partes iguales entre los 84 habitantes.
Cerezales del Condado es ahora un pueblo de millonarios, todo gracias a Don Antonio. El director de Corona, miembro del consejo hasta 2005, comenzó como empleado del almacén de la empresa, hasta llegar finalmente a su puesto gerencial que llevó adelante desde 1971 hasta 1997.
En el pueblo deben estar de fiesta en fiesta.
Fuente: Playgroundmag