Una lección bizarra para todos los innovadores.

El New York Times nos cuenta sobre el doctor Samuel West, quien tuvo una idea radical que pocos se hubieran animado a llevar a cabo. Con la innovación como fin último, este doctor y profesor de la Universidad ha elegido 60 productos que demuestran que innovar es también equivocarse. Vinnova, una agencia sueca, ha dado apoyo a Samuel para seguir adelante con su Museo, como parte de un programa para procurar el progreso y avance de las buenas ideas. Pero las marcas, creadoras de los 60 productos que aparecen en esta colección, no quisieron hacerse cargo de sus ideas fallidas, ni colaborar con tan noble causa. ¿Vergüenza? ¡Quizás!

El Museo de las Relaciones Rotas fue la inspiración para Samuel, quien también se desempeña como consultor sobre innovación en numerosas empresas, a las que también enseña a lidiar con esos productos que no tuvieron los resultados esperados.

Algunos de los curiosos productos incluyen el perfume de Harley Davidson, la lapicera para mujeres de BIC o la Coca-Cola negra. Fracasos rotundos de los que, sin dudas, sólo se puede aprender.

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