Uno mira los álbumes de recién casados, y la verdad que las fotos son mágicas, inspiradoras casi. Pero, ¿quién piensa en el pobre fotógrafo que tuvo que complacer los caprichos de los enamorados, metiéndose al mar tirándose al barro o corriendo detrás de un auto?
Corresponsales del amor, temerarios de la cámara.
Fuente: Upsocl