Siempre hay un pariente que te cierra los ojos, y te arruina la foto después que te costó horas reunir a toda la tropa. Es el clásico terrorista del flash, ese que siempre sabe cómo atentar contra la buena fotografía, sea que esté dentro de la imagen o que se ubique en la periferia de la cuestión. Mirá cómo se descontrolan tomas absolutamente perfectas, por el tristemente célebre poder de los arruinafotos profesionales.
Fuente: Banax