Peggy Hilbert siempre fue una persona sana, amante de los deportes y de la comida caserita. Pero no fue hasta que su esposo falleció, y le pidió que le prometiera ser feliz, que se convirtió en la abuela fitness que es ahora.
No es que me sienta de 20, tengo 70, pero me siento joven y con eso me refiero a mi alma. Aprendí a disfrutar de la nueva música, estilos y formas de pensar. La mayoría de mis amigos tienen 30 o 20 años menos que yo y jamás ha sido un problema. Aquí he aprendido a envejecer de forma feliz, sintiéndome bien. Siempre fui muy atlética, pero nunca como ahora. Comencé con un entrenador personal y luego sentí que este era mi sitio. Tengo muchos amigos en este círculo, cuenta Peggy, quien además fue capaz de ganar varios circuitos de fisicoculturismo.
No hay edad para ponerle garra, ¿no?
Fuente: Upsocl