James Meyers iba a buscar a su hija en Carolina del Norte, Estados Unidos, cuando fue detenido. Al principio, sólo se trataba de una multa por una luz en mal estado en su auto, pero después la detención tomó un color bastante peculiar. Al parecer, en los antecedentes de este señor, figuraba una denuncia que un videoclub le había hecho en 2002.

Freddy Got Fingered, con el escatológico Tom Green, es la película que James habría alquilado y nunca devolvió. Semejante olvido le valió la denuncia por la que finalmente lo demoraron dos horas y le cobraron 200 dólares. La venganza de los 90s, literalmente.

Fuente: Los Andes