Oliver Struempfuel pasó 200 horas entrenando.
Y le valió la pena. Porque según nos cuenta el Huffington Post logró batir su propio récord mundial en lo que a trasladar porrones de cerveza refiere.
Aunque en un principio llevaba consigo 31 porrones de cerveza, finalmente alcanzó su proeza con 29, porque se le complicó al sumar más vasos a su pirámide de sabor burbujeante. Aunque la caminata que le valió el galardón duró sólo 40 minutos, Oliver entrenó durante 400 horas para poder tener la fuerza, el equilibrio y el temple que le permitieran conseguir semejante récord.
El triunfo de Oliver ocurrió en el marco de un festival en Bavaria, cuna del Oktoberfest, en Alemania. En esta ciudad, claro está, el muchacho es un prócer de la cerveza, con varios récords previos en su haber que habían alcanzado hasta las 25 pintas.
¿Vos creés que podrías batir algún récord relacionado con birra?