Se llama Pablo Emilio pero su dueño jura que sólo fue una estrategia de marketing.

Entrar a este bar de la localidad entrerriana de Gualeguaychú es surreal. Parece que uno estuviera entrando en el set de la famosa serie Narcos, o más increíble aún, a alguna de las ostentosas casas que dejó atrás el narcotraficante colombiano Pablo Escobar.

Repleto de fotos y objetos relacionados con el tristemente célebre criminal, muchos lo han acusado de fomentar el consumo de drogas o defender a quien fuera conocido como El Padrino Colombiano.

Pero lo más inquietante es este saludito de apoyo que mandó John Jairo Velásquez, más conocido como Popeye, para mostrarse feliz por el emprendimiento de este admirador, comparando incluso la mala onda de aquellos que critican al bar argentino con todos los obstáculos que él mismo tuvo que atravesar durante los 23 años que pasó preso por asesinar a más de 250 personas para el que fuera su jefe.

Si yo fuese el dueño del bar, estaría un poco nervioso.