Joao Pereira de Souza es un albañil retirado de 71 años con un amigo muy especial. En 2011 se encontró con un pingüino patagónico empetrolado, a quien limpió y cuidó hasta que el animal volvió a estar saludable. Finalmente, Dindim tuvo que retornar al mar, pero ahora vuelve a visitar a su amigo humano cada año, nadando más de 8.000 kilómetros para lograr encontrarlo.
No permite a nadie que le toque, les atiza con el pico si lo hacen. Se tumba en mi regazo, me deja ducharle, que le dé sardinas y que le aúpe, cuenta Joao, quien confiesa que DinDim es como un hijo para él. Ternura 100%
Fuente: Bored Panda