La foto del pibe que se voltea descaradamente a mirar a una mujer mientras camina agarrado de la mano de su novia tiene un origen que casi nadie conoce, y que se dio antes de convertirse en el meme que aparece hasta en la sopa en las redes sociales.
Según contó la revista Wired, la imagen fue tomada por el fotógrafo de Barcelona Antonio Guillem a mediados de 2015 en la ciudad española de Gerona. Es decir, que los protagonistas no eran novios en la vida real, sino que eran modelos contratados por el artista.
Laura y Mario, los nombres artísticos de los supuestos novios, ya trabajaban con Guillem desde hace algunos años. Sin embargo, se volvieron famosos tras aquella campaña sobre la infidelidad que viró para el lugar menos pensado.
¿Seguirán lucrando con esas fotos?