Nadie puede juzgar algo tan sagrado como el amor. Incluso, si tu pareja es un objeto extraño, grande y hecho de cemento. ¡Una estación de tren también puede amar!
Tengo tanto miedo de que me atrapen, por lo que no le digo a la seguridad de la estación que estamos casados. Me encanta caminar y mirarla. Daidra y yo conversamos sobre cosas normales, siempre le digo cómo ha sido mi día. Nunca puedo dejar San Diego, porque mi amante está aquí. Nunca podría amar a otra estación de tren, ella es la única, dice Carol, profundamente enamorada de la estación de tren de Santa Fe, en California.
Si bien Carol y Daidra (como llamó a la estación) no tienen sexo real por miedo al rechazo del público, la mujer afirma que se conectan mentalmente. Estuve a punto de tener un orgasmo al sentir la pared detrás de ella, cuenta, afirmando que la estación le gusta especialmente cuando salen y llegan los trenes.
Carol no es la única persona enamorada de una cosa inanimada. La objetofilia consiste en sentir atracción hacia un objeto, y parece que son varios los enamorados de lugares, puentes y hasta autos.
¿Vos de qué estación de tren te enamorarías?