La desgracia de tener que ir al gimnasio la compartimos todos. Horas y horas de la peor música electrónica que un ser humano escuchó jamás. Los profesores que, o te ignoran o te hablan demasiado. El sudor ajeno escurriéndose por las máquinas. Y, aún así, hay gente que ha visto (y fotografiado) cosas más extrañas…